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Curuguaty y Ayotzinapa

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Curuguaty y Ayotzinapa
Por Andrés Colmán Gutiérrez – Twitter: @andrescolman
En la cultura botánica del pueblo originario guaraní del Paraguay existe un fruto llamado kurugua (Sicana odorífera), que es una especie de calabaza, de la familia de las cucurbitáceas, de fruto cilíndrico, parecido al de la berenjena en su aspecto y color, aunque más grande. Cuando el fruto aún está verde, es comestible, pero una vez madurado se vuelve ácido y puede causar daño.
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Al lugar donde existen abundantes plantas de kurugua, se lo llama kuruguaty (bosque de calabazas). Así nació el nombre de la actual ciudad de Curuguaty, en el departamento paraguayo de Canindeyú.

En la cultura botánica del pueblo originario náhuatl de México existe un fruto llamado ayotzin, que es una especie de calabaza pequeña, de la familia de las cucurbitáceas. La fruta es considerada venenosa para el consumo, pero su savia es medicinal y se utiliza para curar enfermedades de piel, como la sarna y la lepra.

Al lugar donde existen abundantes plantas de ayotzin se lo llama ayotzinapa (río de calabacitas). Así nació el nombre de la actual localidad de Ayotzinapa, en el estado mexicano de Guerrero.

Conocí de esta llamativa coincidencia mediante el gran amigo y escritor altoparanaense Damián Cabrera.

Curuguaty y Ayotzinapa son dos lugares geográficos muy distantes entre sí, que hoy están unidos no solamente por formas de denominación parecida, sino porque ambas se han vuelto símbolos de historias trágicas que conmueven a las sociedades de ambos países y de una gran parte del mundo.

En la región de Curuguaty primero hubo un confuso episodio en junio de 2012, en donde murieron 17 personas, masacre que hasta hoy la Justicia no ha podido o no ha querido esclarecer, generando una grave crisis política, con la destitución del presidente Fernando Lugo. En octubre de 2014, un intendente municipal de la vecina ciudad de Ypejhú, ligado a la mafia del narcotráfico, ordenó –según la investigación oficial– el asesinato del periodista Pablo Medina, provocando un gran shock social y mediático.

En la región de Ayotzinapa hay una larga lucha social de estudiantes y pobladores contra las injusticias. En setiembre de 2014, un alcalde de la vecina ciudad de Iguala, ligado a la mafia del narcotráfico, ordenó –según la investigación oficial– el asesinato y la desaparición de 43 estudiantes normalistas, provocando un gran shock social y mediático.

La diferencia es que la indignación ciudadana en México moviliza a miles de ciudadanos en las calles. En Paraguay, apenas a decenas.

La diferencia es que en México se espera que la movilización produzca un cambio profundo en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción gubernamental.

En Paraguay, se espera que todo siga igual.uh

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