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Inversiones del complejo sojero en el Paraguay rondan los US$ 500 millones

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En 2009 el gobierno ar­gentino bloqueó el ingreso de soja paraguaya. Las au­toridades guaraníes, si bien en un principio presenta­ron quejas ante tal medida, con el tiempo comprendie­ron que la misma resultó beneficiosa. En los últimos años, gracias al bloqueo ar­gentino, se realizaron im­portantes inversiones que permitieron industrializar buena parte de la produc­ción local de soja que antes se exportaba sin procesar.
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En 2009 el gobierno ar­gentino bloqueó el ingreso de soja paraguaya. Las au­toridades guaraníes, si bien en un principio presenta­ron quejas ante tal medida, con el tiempo comprendie­ron que la misma resultó beneficiosa. En los últimos años, gracias al bloqueo ar­gentino, se realizaron im­portantes inversiones que permitieron industrializar buena parte de la produc­ción local de soja que antes se exportaba sin procesar.

Inversiones por US$ 500 millones aproximadamente realizaron las firmas aso­ciadas a la Cámara Para­guaya de Oleaginosas (Cap­pro) en los últimos 3 años, pertenecientes al enorme complejo sojero del país con el objetivo de consolidar esta industria en suelo pa­raguayo.

Se destaca que son em­presas nacionales y trans­nacionales que ya se en­cuentran procesando en la actualidad. Las principales inversiones fueron ge­neradas por importantes empresas multinacionales que se instalaron en suelo paraguayo.

En conjunto, las empresas asociadas a la Cappro, in­virtieron cerca de US$ 500 millones en nuevas insta­laciones que permiten hoy en día industrializar cerca del 50% de la producción de soja.

La industrialización pa­raguaya de soja, que en 2009 fue de 1,22 millones de toneladas, subió a 1,55 y 1,57 millones en 2010 y 2011 respectivamente. En 2012, debido a una sequía, se re­dujo a 772.000 toneladas. En 2013 se ubicó en 3,06 millones toneladas. Y este año, según estimaciones de la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), será del orden de 3,50 millones, según publica el portal Va­lor Soja de Argentina.

La principal inversión realizada en el sector es el Complejo Agroindus­trial Angostura (Caiasa), un emprendimiento de las filiales paraguayas de Louis Dreyfus Commodities y Bunge con una capacidad de procesamiento de 4.000 toneladas diarias y una in­versión estimada de US$ 230 millones (parte de los cuales fueron financiados por el BID). También la filial local de ADM construyó una in­dustria oleaginosa con ca­pacidad para procesar 3.500 toneladas diarias de soja.

En 2004, el entonces pre­sidente argentino Néstor Kirchner, por medio del decreto 1330, dispuso be­neficios tributarios para la importación de insumos o productos destinados a ser procesados industrialmen­te en Argentina para luego ser exportados (tales como ser eximidos de derechos de importación y el pago de retenciones proporcionales previa deducción del valor CIF del insumo importado).

Pero en abril de 2009 el gobierno –por medio de la resolución 109 del Ministe­rio de Producción– eliminó ese beneficio para el poroto de soja.

Posteriormente, en octu­bre de 2012, la Afip volvió a instaurar dicho beneficio pero con una condición: no tener deudas impositivas exigibles, entre las cuales, según entiende el titular de ese organismo Ricardo Echegaray, se encuentran los montos correspon­dientes a las denominadas “retenciones retroactivas” (conflicto que se encuentra en proceso judicial).

En los hechos los bene­ficios tributarios para la importación temporaria de soja siguen inactivos (razón por la cual el ingreso de soja paraguaya sigue siendo casi inexistente desde 2009 a la fecha), publica el portal ar­gentino Valor Soja.

En el marco internacional, Paraguay se constituye en la actualidad como uno de los principales producto­res y exportadores mun­diales de soja y derivados de su industrialización. El sector agroindustrial ge­nera actualmente el 29% del valor bruto de la pro­ducción total del país y representa el 62% del valor total de las exportaciones del Paraguay.

PLAN DE INDUSTRIALIZACIÓN

En el marco del plan in­dustrial que se propone, si las disponibilidades de gra­nos de soja para el periodo estimado experimentaran una recomposición que in­cremente las proporciones de granos para su indus­trialización local a fin de alcanzar una participación del 65% en 2023 versus el 35% actual de la producción total de soja, ello implicaría más volúmenes de harina y aceite tanto para su expor­tación como para su trans­formación por las indus­trias anexas de la cadena

Fuente: 5 dias
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